Entrevista Clara Grima

ClaraG

    Clara Grima es Doctora en Matemáticas, profesora de la Universidad de Sevilla y divulgadora. Fue presidenta de la Comisión de Divulgación de la Real Sociedad Matemática Española. Entre sus publicaciones más conocidas se encuentra el blog infantil Mati y sus mateaventuras, enfocado a niños entre los 8 y 15 años, el cual tiene como objetivo romper con el estigma negativo que persiste en las Matemáticas desde temprana edad. También es coautora del libro Hasta el infinito y más allá. Junto con el Departamento de Biomedicina de la Universidad de Sevilla fue partícipe en el descubrimiento de una nueva figura geométrica, el escutoide.

 

 

Laberintos e Infinitos [L&I]- ¿Por qué decidiste estudiar matemáticas?

Clara Grima [CG] – Pues, desde pequeñita me han gustado las matemáticas. Recuerdo que cuando resolví por primera vez una ecuación de la forma x+2=4 me sentí sorprendida. Incluso pegué un grito en clase, lo recuerdo porque me regañaron. En ese entonces había una serie en la televisión, Los Ángeles de Charlie, eran tres chicas detectives, y para mí resolver esos problemas me hacía sentir como una de ellas.
Me gustaban tanto las matemáticas, me divertía y me iba tan bien, que eran como un juego para mí. Sin embargo, no pensaba trabajar en algo relacionado a esto; así como me encantaba bailar en la discoteca, tampoco pensaba que mi vida profesional sería ser bailarina. No me quería dedicar profesionalmente a ellas, simplemente era como resolver acertijos. Lo que me gustaba era escribir y leer. Yo quería ser filósofa, pero mi profesor de Filosofía me dijo que si me gustaban las matemáticas, mejor estudiara eso porque así trabajaría antes, y cuando ya tuviera un trabajo estudiara filosofía. Nunca le voy a agradecer lo suficiente por su consejo porque cuando llegué a la carrera me di cuenta de que las matemáticas eran mejores, aunque más difíciles, pero no me importó,  me gustó tanto y entonces llegué a descubrir la belleza absoluta.

[L&I] – ¿Encontraste alguna relación entre el pensamiento filosófico y el matemático?

[CG]  – Sí, claro, todo Lógica y Teoría de Conjuntos es pura filosofía. De hecho mi hijo mayor está estudiando en Escocia Física y Filosofía como doble titulación, cosa que en España de momento es impensable, porque ahí son muy «cuadrados» y no se mezclan esas titulaciones. Y no es tan raro querer combinar la Filosofía con las Matemáticas, entender el mundo, que es básicamente lo que quieren hacer los físicos, y a veces también los matemáticos, es vecino de la casa de la Filosofía.

[L&I] – ¿Se te dificultó más estar en la rama de las matemáticas por ser mujer?

[CG]  – Personalmente, no. Cuando estudiaba en las clases éramos mitad mujeres y mitad de hombres. Cosa que sí llamaba la atención en comparación con mis compañeros de informática, donde casi no había mujeres. Sin embargo, sí tuve profesores bastante misóginos, en una ocasión me equivoqué en un problema de geometría proyectiva y un profesor me dijo «¿usted no debería estar en su casa?» poco le faltó para agregar «limpiando», pero se aguantó.
Luego comencé a hacer investigación, en la facultad también había mitad y mitad entre hombres y mujeres, aunque actualmente el porcentaje de mujeres en la carrera está bajando. De lo que sí me di cuenta es que cuando ya había afianzado mi posición en la universidad y en la investigación, la decisión de ser mamá me iba a pasar factura; además de que tuve dos hijos bastante seguido. En el momento no me importaba, pero una vez pasada la primera etapa de ser madre, me di cuenta que la universidad española no toma en cuenta a la mujer en ese sentido; el tener que tomarse un tiempo para atender a los hijos, y no sólo por ser madre, también si tienes que cuidar a algún adulto mayor o a un familiar, o incluso el peso de la casa, es un montón de trabajo por más que uno delegue tareas. Ahí es cuando me di cuenta que, aunque sobre el papel la carrera es incluyente y da las mismas oportunidades a las mujeres que a los hombres, en realidad está pensada para los hombres. En España hay más graduadas en ciencias que graduados, y a pesar de eso hay muchos más catedráticos y directores de investigación hombres. La carrera no toma en cuenta la carga adicional que llevan las mujeres; por muy «modernos» que queramos pensar que somos en Europa o en España, todavía el 90% de la carga del hogar y del cuidado familiar recae en las mujeres, cosa que las carreras no toman en cuenta. A fin de cuenta el trabajo que hacen las mujeres con este tipo de cuidados es algo que se hace por la sociedad, entonces debería haber una forma de contabilizar eso.
Yo diría que la facultad sí se me dificultó más por ser mujer porque me adelantó gente que iba muy por detrás mío con mejores puestos, cuando simplemente lo único que tenían era más testosterona que yo.

[L&I] – Cambiando un poco de línea, con todo el trabajo que haces con niños y de querer introducirlos a las Matemáticas, ¿cuál ha sido el mayor reto que has tenido?

[CG]  – Los niños siempre me han llamado la atenció pero sólo como niños, no me había preocupado por introducirlos a las matemáticas. Esto ocurrió hasta que comencé a hablar del tema con mis hijos, que estaban muy expuestos a este mundo por su madre y su padre. Fue un reto pues hacían muchas preguntas con mucha curiosidad, más que mis estudiantes, pues de verdad querían saber las respuestas, y querían saberlas por mera curiosidad, no por aprobar un examen. Ahí me di cuenta que me faltaba el lenguaje, pero fue un reto muy agradable y me hizo pensar en cómo comunicar las cosas que yo hacía. No empecé explicando lo que es un cuadrado o un triángulo, que es lo más básico y por lo tanto lo más difícil de explicar. Comencé con las cosas que hacía: qué es un grafo o los diagramas de Voronoi en geometría computacional.

Me han sucedido cosas muy bonitas, tengo historias muy emotivas que incluso me han hecho llorar. Niños que me han dicho cosas como «a mí no me gustaban las matemáticas y ahora sí me gustan» o «te quiero Clara Grima» cuando les sale algo en un taller o les ha salido un problema que eso es un reto para ellos.
El reto es, más que enseñar las matemáticas, quitar el miedo que la gente les tiene. Los niños aprenden a odiar las matemáticas desde antes de entrar a la escuela, está en el ambiente. En España nunca falta el gracioso que sale en la tele haciendo un chiste sobre cómo es malo en matemáticas. Hay hasta libretas que puedes comprar para los niños que en la portada tienen escrito «odio las matemáticas», y yo me pregunto ¿pero qué chiste es este? Me parece horrible el daño que se le hace a los niños. Mi reto es cambiar la visión que tienen sobre las matemáticas. Cambiarles la perspectiva de que no son sólo hacer cuentas, eso es una parte muy chiquita, yo también detesto hacerlas. Cuando digo que amo las matemáticas estoy hablando de otra cosa, estoy hablando de entender el mundo y jugar.

[L&I] – ¿Qué consejo le darías a alguien que quiere empezar a estudiar matemáticas ya como profesión?

[CG]  – Primero, que les guste. Si ya están decididos, que tengan paciencia. La carrera de matemáticas no es fácil. Cuando yo empecé a estudiarlas me dieron una cura de humildad, yo venía de ser la mejor en mi colegio, siempre sacaba diez, pero al llegar a la facultad eso cambió, los primeros exámenes fueron un desastre, pero no pasó nada. Yo siempre cuento esta metáfora, yo comencé a subir una montaña y me cayó un montón de nieve que me tiró de espaldas, porque las matemáticas no son como piensas hasta entonces, por ejemplo, en Topología no sabía de qué me estaban hablando; pero después de caerme me levanté, me limpié la nieve de la cara y seguí subiendo poco a poco hasta que llega un momento en el que te hace clic y ves todo con más claridad. Empiezas a entender la forma de pensar y el lenguaje, que es lo más difícil. Eso no quiere decir que la montaña pierda pendiente, el gradiente siempre sigue siendo importante, pero vale mucho la pena.

Durante la carrera había momentos que pensaba que estaba muy complicado, que había carreras más fáciles, que mis amigos salían más que yo que siempre estaba estudiando, pero no me arrepiento. Aunque esos momentos desfallecen porque es cansado siempre estar subiendo, sigan. Siempre sigan, tomen un respiro. Yo lloraba, me limpiaba los mocos, y luego decía a ver, seguimos subiendo, porque la vista desde arriba es maravillosa, al final la vista desde arriba vale mucho la pena. La gente que no sabe de lo que hablo no entiende, no se imaginan lo que es estar arriba de esa cima y entender el mundo con ojos matemáticos.

Me parece muy triste que mucha gente se pierda de una obra humana tan bonita como son las Matemáticas por el ambiente en el que crecen o por culpa de un mal maestro. Esta ansiedad que han generado en las personas desde pequeñas es como si hubieran robado todas las obras de arte y no pudiéramos disfrutarlas, es como si las hubieran encerrado en un museo y no pudiéramos entrar a verlo. Por eso pienso que la divulgación es de gran importancia,pues es entonces que abres la puerta y le permites a la gente entrar a ese museo donde están todas las obras escondidas, que se les han escondido por no saber matemáticas, y aunque no le entiendan por completo puedan disfrutar de parte de ello.

[L&I] – Entonces, ¿usted diría que lo que más le gusta de las matemáticas es la forma de pensar?

[CG]  – Lo que más me gusta es resolver problemas, descubrir cosas. Actualmente estoy trabajando en Matemática Aplicada. Las hemos usado para ayudar a los biólogos, cosa que al principio no me gustaba pero actualmente sí. Me ponía nerviosa ver que no habían teoremas en el artículo, decía «¿cómo vamos a publicar un artículo que no tenga la palabra ‘teorema’?», hasta que mi compañero me dijo «se le llama Matemática Aplicada». Yo pensaba que hacer matemáticas era escribir teoremas, pero me he quitado un poco de mi prejuicio y ya disfruto de las aplicaciones.
Lo que más me gusta es hacer teoremas, partir de las reglas existentes y seguir construyendo y jugando. Otra de las cosas que más me gusta es ver cómo la gente resuelve problemas, ver la demostración de alguien más hace que me salgan lágrimas, es como ver una obra de arte.

Incluso a veces se me cae la baba cuando doy clase de álgebra en la Universidad. Aunque ya he dado clases por veinte años, me sigo sorprendiendo y sigo pensando «qué cosa más  bonita, qué chulo es», me sigue impresionando. Y es que es muy bonito, no solo crear sino ver lo que otras personas crean a partir de la lógica y el razonamiento matemático, es maravilloso.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Demuestra que no eres un robot:
*