Concurso de Poesía Karl Weierstrass

Con motivo de la XXIX Semana de las Matemáticas del ITAM y en honor a los 45 años de la carrera de Matemáticas aplicadas, el 14 de marzo del 2019 se lanzó la convocatoria al Concurso de Poesía Karl Weierstrass. A continuación, se encuentra el poema ganador, así como una mención especial a uno de los poemas participantes.

Primer lugar
Algún indicio de certeza por Amellalli Reyes Beaz

He contado cada noche
los signos que cubren
la razón en tinieblas.
A tientas busco la sombra
que iluminó el camino.
Los puntos trazados
dibujan lo inteligible,
pero cada aproximación
me deja un poco más lejos
o extiende el laberinto,
de infinitas dimensiones,
donde el pensamiento cautivo,
_____aguarda
algún indicio de certeza.

¿Qué fin se destina
al tiempo entre susurros?
La suma del intento
yace en la nulidad del plano
_____ansioso de poblar
__________?de recordar
las formas eternas del mundo.
En el punto de partida
apenas cabe lo inconexo,
y lo definido delimita
el mundo sin dominio.

Bajo el mismo firmamento
_____otro ser busca
la heurística detrás del cuerpo,
y en la escritura milenaria,
que concede instantes huidizos,
____un bastión
__?real o imaginario
__perdido en lo no escrito
guía el misterio
y sólo entreveo
el sueño del que vio.
Cegado en los días
__que parecen ser simples
___enumero el conjunto
____destinado a perderse
_____en el patrón inconcluso de los tiempos.


Mención especial
El infinito por Nathan Kosoi Lamont

Creemos entenderlo,
pero nos demuestra equivocados:

Sujétalo en tus manos, vuela
pájaro de canto eterno.
Se escucha entre los bosques del retorno
el preludio del devenir humano.

Halo de luz de un querubín,
calendario de tiempo perdido,
mismo tiempo que será.
Circunferencia Arquimediana,
Axioma de Euclides.

He aquí donde lo finito perece,
entre esa finitud: el hombre, que,
ante su semblante, se paraliza.
Todavía es tarde para poseerlo.

Si tu mirada le pertenece
quedarás ciego.
Si se apropia de tu mente
perderás la cordura.
¡Habrá valido la pena!

Es el eterno retorno,
es el recuerdo de lo que está por pasar,
aquello que Cantor, entre el amor
y la demencia, vio nacer.

Sus partes constituyen el todo,
es por eso que no puede ser limitado,
es entonces el universo entero.
Somos entonces inconmensurables.

Es tan pequeño como queramos,
es tan grande como imaginemos.
Su abstracción limita nuestro lenguaje
¡Cesa pues de definirlo!

Creemos entenderlo,
pero nos demuestra equivocados.

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